lunes, 21 de julio de 2008

El Fénix en la espátula




"Has de saber, oh príncipe, que entre los años del hundimiento del Supermercado Atlántida y sus maravillosos productos tragadas por las aguas del Váter, y los años del nacimiento de los Bollos, hubo una edad no soñada de reinos esplendorosos, diseminados por el mundo como mantos azules bajo las estrellas. Numidia, Ofur, Brantunia, Hipermercadórea... Pero el más soberbio reino del mundo era Arquillonia, reinante supremo del Oeste.

Hacia acá vino Codan, el Zakammerio, de chocolate negro, mirada hosca y espada en mano, prisionero de abismales melancolías y alegrías descomunales; un ladrón, un asesino, un guerrero...para aplastar con sus pies calzados con sandalias los enjoyados tronos de los reyes de la Tierra..."

Después de asaltar la capital y asesinar al malvado Rey Foskitos a los pies del trono (del que luego se apoderó), Codan, que tiene ya más de cuarenta tacos, es el rey de la nación más grande de los años 80.

Su vida de rey, sin embargo, es un rollo patatero. No han pasado ni seis meses y el juglar Pesadus Maximus ya entona insolentes baladas alabando al "mártir" Foskitos y versionando canciones de Abba. El conde de Drácula Helados, Tiraspalante, ha reunido a un grupo de conspiraores para derrocar al bárbaro...


I

-¿Estamos todos?

Pregunto Tiraspalante algo desariado.

-Falta Jacobo

Dijo Mostrencus.

-¡Pues no le invitamos más a las reuniones conspiratorias, leches! ¡Que esto es un cachondeo!

-Es que vive en el centro...

-¡Pues que salga antes!

Tiraspalante no estaba para bromas. Llevaba toda la tare preparando su complejo plan para derrocar al bárbaro. Llevaba toda su vida esperando esta oportunidad, la opiortunidad de ser rey y estaba convencido de que Codan apenas sería rival para él.
En ese momento llego Jacobo, disculpándose levemente por la tardanza, y la reunión pudo empezar.

Los pérfidos conspiradores eran cuatro: Tiraspalante, un helado Drácula frio, de piel oscura e interior ardiente, Mostrencus, un Sobao Martínez con muy mala leche, Pesadus, el bardo, un Ferrero Rocher insoportable y Jacobo, el San Jacobo, que no se sabe bien que hacía allí.

-Bien, el plan es el siguiente: nos infiltraremos y asesinaremos al rey mientras duerme.

-Ese plan no me parece muy elaborado.

Dijo Pesadus que además de pesado era respondón.

-¿Pedimos una pizza?

Dijo Jacobo que además de llegar tarde, pasaba totalmente de la conspiración.

Así que Tiraspalante piió una pizza tras veinte minutos tratando de hablar por el teléfono mientras sus aliados le gritaban por detrás sus preferencias culinarias. Finalmente llegaron las pizzas y a pesar del cuidado puesto por escoger bien la oferta, Tiraspalante tuvo que pagar más de la cuenta. Pesadus se quejó de que no había ninguna de jamón y queso y que él sólo tomaba de jamón y queso así que no probó bocado y se quedó refunfuñando el resto de la tarde.

Tras devorar las pizzas pasaron cerca de tres horas amodorrados sin avanzar nada en el plan. Cuándo finalmente se pusieron en marcha, Mostrencus dijo:

-Pues mira, lo hacemos como tú dices, entramos y punto.

Todos estuvieron de acuerdo.

En ese momento entró Choc-Amon, el esclavo de Tiraspalante y antaño gran brujo. Choc-Amon provenía de la antigua estirpe de los Cacaolat y odiaba a muerte a su amo por que él había tenio el Poder del Cosmos...

-Cho-Cabrón, traénos unas bebidas ¡Y rápido!

Dijo Tiraspalante entre risitas

-Como deseeis, mi señor...

-Y otra cosa ¿Cuánto es tres más dos?

Choc-Amon suspiró

-¿Cinco, señor?

-¡Por el culo te la ahínco!

Dijo Tiraspalante y tras esto él y sus amigotes estallaron en carcajadas.



II

Codan estaba en su trono, apoyado sobre una mesita donde estudiaba unos importantes documentos. En las arrugas de su rostro severo se podían leer las miles de aventuras que había vivido para llegar hasta allí.

Todos eran conchas Codan por que era la raza mayoritaria de las Tierras Herbórias, subyugadas durante décadas por el tenebroso Foskitos y sus ejércitos de magdalenas.

Rodeado como estaba de sus cortesanos, ninguno se atrevió a interrumpirle, convencidos de que estaba redactando una ley de gran calado. Codan en realidad se estaba dibujando desnudo, que le resultaba muy gracioso.

En ese momento llegó su amigo del alma, El Tio con Bigote y Arco, el típico secundario cómico que todo el mundo odia. Codan sabía que por su ayuda merecía un puesto en la adminsitración asi que para que no le molestara le nombró Ministro de Cosas Inútiles. Gran error. El Tio decidió tomarse muy en serio su trabajo y no paraba de molestar a Codan con preguntas absurdas sobre su trabajo.

-¡Codan, Codan! La Ministra de Igualdad y yo tenemos problemas de competencias. Necesitamos que nos hagas una lista de a que nos dedicamos exactamente.

-Ug.

Dijo Codan, agotado. Inmeiatamente extendió un documento al Tio con bigote y arco.

-¿Una misión de paz en El Quinto Pino, a diez millones de millas de aquí? ¡Vaya, es una gran oportunidad!¡No te decepcionaré, amigo!

El Tio salió corriendo y Codan esbozó una sonrisita. Su entusiasmo nunca dejaba de sorprenderle.



III

Choc-Amón estaba charlando con Popito, la magdalena más gorda, fea y estúpida de todo el castillo.

-En serio, no lo soporto más. Me humilla constantemente, me obliga ha hacer trabajos de fontanería indignos e incluso me ha pedido que bese en la boca a animales de granja ¡A mí, el gran Choc-Amon! ¡El que fué el más grande y terrible de todos los hechiceros! Yo, que he desviado planetas de sus órbitas, que he aniquilado civilizaciones enteras, que he creado una versión estable de windows... ¿Este es a caso el destino que merezco? ¡Si recuperase mi chapa! ¡Sí, con mi chapa yo era un Dios capaz de cualquier cosa! Pero me la quité para mear y cuando volví ya no estaba... ¡Maldición! ¡Si la consiguiera de nuevo sería invencible!

-¿Disculpa?

Dijo Popito quitandose un auricular de la oreja izquierda.

-¿¿No has oído una palabra de lo que he dicho??

-Lo siento, estaba oyendo los Greatest Hits de Mecano ¿Has visto lo que me ha vendido un pordiosero esta mañana?

Y Choc-Amon lo vió. Su estúpido compañero tenía la chapa. SU chapa. Alrededor del cuello, como un chulo de playa cualquiera. El brujo no se detuvo a especular sobre la absurda coinciencia que había tenido luegar, digna de un escritor malo de fantasía. Choc-Amon agarró rápidamente una gorra de beisbo y empezó a golpear a Popito con ella hasta que le mató. De su cuerpo inerte arrancó la chapa y la puso nuevamente sobre su cabeza.

-¡Sí! ¡El poder del Anillo Único de los Nibelungos es mio OTRA VEZ! ¡Mwhahahahaha!

Y utilizando su poder convocó a una bestia indescriptible...



IV

Codan descansaba en su lecho abrazado a un osito de peluche (que, si cualquiera hubiese descubierto, podría darse por muerto).

No había dormido muy bien ultimamente por que los nobles le habían icho que un buen rey debía leer las obras completas de Allan Moore y claro, como no entendía nada, después se acostaba desconcertado. Codan siempre había sido más de Roy Thomas, Bruce Jones o Michael Fleisher.

Muchas veces Codan se levantaba en medio de la noche y observaba su vieja espada, la vieja espada Atlántica Comics, que tantos malvados había decapitado. También se acordaba de aquellas hermosas mujeres como Red Soja o la Pirata Garrapiñada que le habían hecho tan feliz. O sus enfrentamientos constantes con las magdalenas y los otros sicarios de Foskitos. Aquellos tiempos habían quedado atrás.

Pero esa noche Codan descansaba feliz. Aquella noche era diferente. Por que había tenido sexo. Ya casi ni se acordaba de cuando había sido la última vez, así que aquella admiradora histérica le había venido de perlas. Ahora la muchacha estaría presumiendo con sus amigas y él podía dormir sus ocho horitas.

En el sueño Codan paseaba por uno de los pasillos del pasadizo del terror del Parque de atracciones de Madrid. De repente se encontraba con un mago con sobrero de cucurucho.

-¡Vengo a ayudarte Codan! Soy Merlenas, el Mago. He regresado de entre los muertos por que un gran mal se aproxima y tú eres el único que puedes destruirlo.

Codan estaba confundido. Así que preguntó.

-¿Ug?

Merlenas siguió hablando.

-¡No hay timpo! Déjame un arma y yo inscribiré en ella una runa mágica.

Codan le mostró una espátula que era lo único que tenía a mano. Al parecer se lo había dejado en la cama la chica que había estado con él y la habían estado usando para alguna clase de perverso jueguito de bárbaros. A Merlenas esto no le hizo mucha gracia pero cumpliendo lo prometido, inscribió un símbolo en la espátula. Este símbolo:



-Esta es el símbolo del Fénix mágico del poder infinito. Consérvalo.

A Codan el símbolo no le inspiraba mucha confianza pero bueno, no tenía nada mejor que hacer y después de todo, aquello era un sueño. En ese instante se despertó.

Cuándo Codan despertó, se encontró rodeado de cuatro conspiradores de aspecto pintoresco que se habían reunio alrededor de la cama. Los cuatro mantenían sus espadas en alto y parecían asombrados de que Codan se despertara JUSTO en ese instante.

-Esto... venimos para hacerle una consulta sobre la crisis económica.

Dijo Tiraspalante sin demasiada creibilidad.

-Yo venía a asesinarlo pero si le viene mal, lo dejamos para otro día.

Dijo Mostrencus demostrando su intelecto.

-Yo no conozco de nada a estos.

Dijo Pesadus que además de pesado era cobarde.

-Yo... bueno, yo no sé muy bien que hago aquí.

Dijo Jacobo con una sinceridad absoluta.

Codan sabía que era o él o ellos. Tenía que matarlos a todos. Destruirlos, asesinarlos. Habían visto su osito de peluche.

Las espadas danzaron y la lucha fué brutal. Codan al principio recibió algunas heridas por eso de ir desarmado y desnudo, pero aquella era una desventaja menor contando su hercúlea fuerza. En un momento aplastó el cráneo de Pesadus bajo sus dos poderosas manos y arrancó un brazo a Jacobo a mordiscos.

Los villanos, sin embargo, no se dieron por rendidos y siguieron peleando con tesón contra el monarca. En ese momento Codan observó su vieja espada, Atlántica Comics y sin dilación, saltó a por ella. Con su arma predilecta, Codan partió al maltrecho Jacobo en dos mientras suplicaba con su vida. Tras estó, cortó una columna dórica que tenía en su cuarto y la tiró sobre Mostrencus, que murió aplastado.

-Sólo quedamos tu y yo, repugnante subproducto industrial.

Dijo Tiraspalante. Y esto enfureció a Codan. Tuvo lugar entonces un duelo portentoso que se detuvo cuándo una extraña forma roja y blanca cruzó al habitación. Ambos contendientes estaban asombrados. Entonces pudieron ver de que se trataba: ¡Era un demoniaco y abisal Cheescake! La criatura devoró a Tiraspalante el cual nada pudo hacer. Inmediatamente después, el Cheescake dió media vuelta y se encaró a Codan el cual atacó con su espada. Sorprendentemente, ni el poder de su acero podía herir a la bestia, que poco a poco se acercaba al bárbaro.

En ese momento Codan se acrodó de algo... ¡La espátula! Codan giró y agarró la espátula sexy en la que Merlenas había grabado aquel mágico símbolo. Sólo tenía un segundo. El demoniaco Cheescake se abalanzaba sobre él. Y ¡Zas! Codan atravesó a la criatura con la espátula que en un momento se convirtió en polvo de queso, nada, frambuesa y galleta.

La puerta se abrió de par en par: era el Tio con bigote y arco.

-Oye, Codan, que he ido hasta el Quinto Pino y resulta que ahí sólo hay una gasolinera y una tienda de... ¡Dioses! ¿¿Que es todo esto que me tienes aquí montado??

-Ug

-Bueno, ya me lo contarás más tarde, vamos a curarte a la enfermería.

Codan observó la espátula. Ahora estaba rota e inservible. Observó también los restos del demonio, que nadie podría ya identificar como tal. Miró los cuerpos de los conspiradores y sintió lástima por ellos. Y entonces vió su vieja espada. Y se dió cuenta de que aun le quedaban muchas aventuras por vivir.